Usos chilenos históricos para maderas que utiliza

Los alerces robustos cubren con espesura gran parte de la tierra de la isla de Chiloe en la zona sur. Esos árboles, alguno tallados, otros con su corteza natural, forman el ambiente nativo de la zona. Los rayos del sol atraviesan tenuemente el grueso follaje.

Si uno se detiene en el medio del bosque escucha al viento que cuenta una historia de Chile. Nos transporta a un tiempo donde se ven por el quebrachos las balsas navegando en el mar, balsas de alerce o como le llaman en el extranjero la Fitzroya cupressoides, especia única que cubre parte del final de esta tierra.

Esta madera esconde el trabajo artesanal de otros años, el trabajo de los tableros chilotes con su trabajo que llegaría a la venta incluso a tierras remotas.

La madera laminada formó y sigue formando parte de casas e incluso famosas iglesias del archipiélago. Escama tras escama forman el patrón rustico de la fachada, un emblema antiguo que cada cierto tiempo se debe restaurar.

La madera también ocupó un puesto en ruedas y carrozas movilizándose por todo Chile todos los objetos que existen, llevando ofertas y comercio de un lugar a otro, llevando manualidades de la misma madera noble, llevando leña y más de un reloj de pared de algún artesano ingenioso y dedicado a la creación de bellos artefactos.

Los usos de la madera se extendieron por toda las casas, creando diversos utensilios, cucharas, cajas, muebles, puertas, marcos de ventana. Incluso llego a dominar los astilleros dada su resistencia y elasticidad. Se construyeron buques de guerra con cubiertas de puro alerce. La madera de alerce llegó a ser una moneda de intercambio para el comercio.

Bajo esta madera se encuentra el hachero, el artesano, el chilote soñador y aventurero, poeta rustico sin palabras. A quien el bosque ejerce una extraña fascinación por su grandeza, su misterio y su silencio. Así se comprende a esos hombres que se lanzan hacha en mano a una vida de privaciones y penas cortando las tablas pulso para llevarlas al hombro por las sendas más escabrosas. Así este bosque y este viento guardan esa historia para quien quiera escucharla.